Mensajeros de la Paz Extremadura

  • Diario Digital | viernes, 26 de abril de 2024
  • Actualizado 16:00

Día de la mujer en la Residencia de Mayores El Encinar

Día de la mujer en la Residencia de Mayores El Encinar

Este año, en la Residencia de Mayores “El Encinar”, de Vegaviana, gestionada por Mensajeros de la Paz Extremadura, como actividad del Día de la Mujer han querido ahondar sobre los sueños de las personas usuarias en su infancia, por lo que se les ha preguntado, “¿Tú qué querías ser de mayor?”

Cada uno de ellos y de ellas ha expresado su vivencia de niñez, juventud y madurez relacionándola con sus progenitores y haciendo hincapié en su madre, ella misma o su esposa en el caso de los usuarios.

Casi todos han reconocido que en aquellos momentos no tenían sueños para cuando fuesen mayores, sino que vivían aquel momento y el futuro se vería más adelante.

Prácticamente todas las usuarias reconocen haber trabajado de pequeñas mucho, con sus padres en el campo; hay a quien su propia familia la dejó en otra casa, con otra familia, porque creían que vivirían mejor y hay quien con 8 años se fue a cuidar de otros niños (cuenta  Juliana, usuaria de El Encinar, entre risas, que el primer día que cogió a un bebé se quedó sólo con la toquilla y el bebé se fue al suelo).

El colegio prácticamente no lo pisaron, como Amalia que lo que sabe se lo enseñaron sus padres que a pesar de sus muchas tareas, tenían tiempo para enseñarles a leer y escribir, y la afición perdura en el tiempo.

Felicita estuvo en la escuela hasta los 12 años y lo tuvo que dejar para trabajar, pero le hubiese gustado mucho seguir estudiando y aún hoy, con sus 95 años sigue siendo una gran lectora.

Carmen se fue a trabajar a Madrid durante 8 años para “ganarse el ajuar”.

Paula tuvo que dejar de ir al colegio porque tenía que trabajar en el campo con sus hermanos.

Filomena dice que no recuerda que trabajase en ningún sitio, pero sí que le gustaba visitar la Iglesia y quería que todo el mundo se llevase bien, no le gustaban las peleas.

Todas se casaron y su vida transcurrió entre la casa y el campo, la costura, los nietos… para todo tenían tiempo y no recibían demasiada ayuda de sus esposos; ellas dicen que sus maridos ya tenían bastante con el trabajo que tenían que hacer fuera, pero que sí agradecían la poca ayuda que les prestasen.

Los usuarios reconocen que ellos ayudaban poco en casa porque eso “era cosa de ellas”, principalmente lo relacionado con el cuidado de los hijos.

Con esta actividad, todas han reconocido que eran otros tiempos y otras circunstancias y que es posible que si hubiesen tenido más oportunidades vieran todo con otros ojos,  los de la igualdad.