Mensajeros de la Paz Extremadura

  • Diario Digital | viernes, 29 de marzo de 2024
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Los mayores de la residencia Las Eras visitan el Molino del Aceite de Hernán Pérez

Una experiencia evocadora. Así podría resumirse la visita que esta semana ha realizado una decena de residentes de Las Eras al molino de aceite de Hernán Pérez

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Los mayores de la residencia Las Eras visitan el Molino del Aceite de Hernán Pérez

Este edificio alberga el Centro de Interpretación del Aceite y el Vino de Sierra de Gata y fue inaugurado hace dos años.

Junto a los diez residentes, visitaron por vez primera el molino cuatro monitores y Valentina Gutiérrez, directora de la residencia de mayores municipal gestionada por Mensajeros de la Paz Extremadura. David Tello y Guadalupe Ordoñez, dinamizadores de la localidad serrana, fueron los cicerones de la visita guiada.

“Nuestros residentes han disfrutado muchísimo en el molino ya que conocían los antiguos métodos de extracción del aceite y han recordado los nombres de los utensilios que se utilizaban en estas labores”, declara la directora tras la visita. La salida cultural ha servido “para realizar de forma natural ejercicios de memoria y ha sido realmente gratificante para todos”, añade. De hecho, desde la dirección se está planteando ya la posibilidad de repetir la experiencia tras haber obtenido tan buenos resultados de esta primera visita.

Los “turistas” de la residencia pudieron conocer los dos edificios que albergan el Museo del Aceite y el Vino hernanpereño. A lo largo de la visita, sus anfitriones facilitaron todo tipo de explicaciones detalladas a nuestros mayores y sus monitores.

La doble edificación está compuesta por un molino de aceite en el que se advierten dos zonas claramente diferenciadas. En una de ellas se encuentra el conjunto de la maquinaria perteneciente al molino industrial de principios del siglo XX. La segunda área contiene los restos del molino primigenio, que data del siglo XVI. En estos momentos, los elementos visibles son escasos y será necesaria su excavación y recuperación para poner en valor estos valiosos restos de arqueología industrial.

Se conserva también todo el sistema de trojes, cuya ubicación dependía del número de acciones que poseía cada socio. Así, con este sistema, el accionista mayoritario tenía el chiquero-troje más cercano a la entrada del molino.

La visita finalizó con un delicioso sopetón que, como la madalena de Proust, devolvió a todos a su infancia. Antiguamente, el pan se tostaba a la lumbre para, a continuación, empaparlo en el aceite caliente recién molturado en el molino.