Mensajeros de la Paz Extremadura

  • Diario Digital | martes, 23 de abril de 2024
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Residentes de Nuñomoral regresan a Andalucía

María Jesús y Encarna del Monte descubren, gracias a Mensajeros de la Paz Extremadura, el mar y María Luisa Martín, a sus 58 años, reúne valor para darse un bañito salado. Los excursionistas recibieron en Rota, al igual que en Marbella, la visita sorpresa de Mercedes Murias, presidenta de la asociación extremeña
Residentes de Nuñomoral en el Castillo de Luna (Rota)
Residentes de Nuñomoral en el Castillo de Luna (Rota)
Residentes de Nuñomoral regresan a Andalucía

Rota ha sido el último destino del verano para los residentes en el Centro Residencial y Familiar de Nuñomoral. Así como en julio, junto con los usuarios del Centro Ocupacional de Moraleja, disfrutaron de una semana de vacaciones en Marbella, esta vez, la provincia de Cádiz ha acogido a los veraneantes con los brazos abiertos.

Del 15 al 20 de septiembre, los viajeros han combinado en sus vacaciones visitas culturales, actividades deportivas, ratos de piscina y horas de sol y mar. El castillo de Luna, actual sede del edificio consistorial, recibió la visita de este grupo tan especial. La enorme fortaleza forma parte del patrimonio andaluz y tiene la categoría de Bien de Interés Cultural.

Al igual que en Marbella, los excursionistas recibieron en Rota la visita sorpresa de Mercedes Murias, presidenta de Mensajeros de la Paz Extremadura. La visita de Murias siempre produce alborozo y alegría entre los usuarios de la asociación ya que ven en ella a la persona cuya dirección ha logrado dar un giro a sus vidas.

Mercedes Murias con un residente de Nuñomoral en RotaLa presidenta acompañó durante dos jornadas a los 29 residentes del centro hurdano. Junto a ellos viajaron hasta la provincia Gaditana siete monitores, pendientes en todo momento de que la felicidad no abandonara por un instante el rostro de sus pupilos.

En Mensajeros de la Paz Extremadura existen tantas historias hermosas como usuarios atendidos. Y para muestra, un botón. La excursión del mes de septiembre ha significado para tres de los viajeros una experiencia iniciática que, a buen seguro, pasará a engrosar sus catálogos de grandes recuerdos.

Hace apenas cuatro meses, en el mes de mayo, María Jesús y Encarna del Monte González comenzaron a vivir en el Centro Residencial y Familiar de Nuñomoral, junto a tres de sus hermanos que ya residían desde hace tiempo en el centro hurdano para personas con discapacidad intelectual.

A sus 58 y 54 años de edad, respectivamente, María Jesús y Encarna han descubierto el mar. Hasta ahora, sólo habían viajado con el colegio cuando contaban apenas siete años de edad. Las de su infancia se trataban de breves excursiones durante las que vendían los objetos que previamente habían elaborado en el colegio para tal fin. María Jesús creaba y vendía muñecas, Encarna, alfombras de cuerda y diferentes labores.

El mar ha sido lo que a esta pareja de hermanas más les ha gustado de sus vacaciones en Rota. Pero no ha sido lo único porque recoger conchas y pasear por la playa, así como las buenas relaciones con sus compañeros, también dibujan en sus rostros sonrisas con el recuerdo. Como con gran afecto recuerdan el cariño mostrado hacia ellas, y hacia todos, por Mercedes Murias, presidenta d Mensajeros de la Paz. Según declaran, experiencias como las de Rota las están haciendo crecer y evolucionar personalmente.

El descubrimiento de la familia Del Monte González en Rota no ha sido el único.

María Luisa Martín Pastor no descubrió el mar pero sí descubrió el tacto salado de sus aguas sobre la piel. Debido a sus dificultades de movimiento, hacía años que María Luisa no veía el mar. Para sus desplazamientos cortos se sirve de un andador y para largas caminatas necesita utilizar una silla de ruedas. Desde marzo de 2017, es un miembro más de la gran familia que forman residentes y profesionales del Centro Residencial y Familiar de Nuñomoral. Este año, gracias a sus monitores, por fin ha conocido la caricia del agua salada en su piel. Acompañada por su mejor amiga en el centro, María Luisa salió de su primer baño salado reconfortada y alegre.